Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 5 de febrero de 2015

Lo que no se ha dicho del Madrid-Sevilla

Yo soy del Madrid desde que vestía pantalones cortos. Y he cumplido ya 75 años. Así que a ver quién se atreve a decirme que mi madridismo no es de ley. Incluso tuve la oportunidad, allá en los 'felices sesenta', de asistir muchas veces a Chamartín y hasta de conocer las interioridades del club en lo tocante a cómo funcionaba entonces la cantera, conocida como "La Fábrica". Pero ese acendrado madridismo nunca me ha obnubilado la razón a la hora de juzgar las actuaciones del equipo de mis amores ni, mucho menos, de ninguno de sus componentes.

Como profesional que he sido, durante muchas temporadas, del deporte más universal, debo admitir que me cuesta lo indecible ser benevolente con quienes emiten opiniones basadas en el desconocimiento o, peor aún, al servicio de intereses espurios. Que de los dos pareceres están abastecidos, desgraciadamente, el periodismo futbolístico. Menos mal que las televisiones retratan perfectamente a narradores y glosadores que cuentan trolas encendidas a cada paso en la misma medida que silencian fallos clamorosos de los futbolistas protegidos. De no ser así, estaríamos engañados permanentemente con lo que se dice en la radio o en la prensa escrita.

El más protegido de todos los futbolistas habidos hasta la fecha, desde que los periodistas invadieron el mundo del fútbol, tal vez porque les facilita viajar muchísimo, ha sido y sigue siendo, sin duda, Iker Casillas. A quien no tengo el menor empacho en reconocerle, una vez más, que nadie con tan escasas cualidades ha sido capaz de obtener tantos logros deportivos como él. En rigor, jamás volverá a darse el caso de que un guardameta tan vulgar vuelva a ser tenido como un grande amparado por una publicidad organizada perfectamente, para que este hecho no deje de producirse.

Cierto es que a medida que ha ido pasando el tiempo y, desde luego, observando a otros porteros que están evidenciando con sus actuaciones que el mito Casillas lo están sosteniendo los plumillas a base de mentiras, innumerables aficionados son conscientes de la falsedad. Aunque en vez de alterarse optan por lo más saludable: tomárselo a risa cuando no a cachondeo. Que fue mi caso viendo anteayer el partido Madrid-Sevilla. Porque a guasa hay que tomarse que -tanto Milla, glosador, como el narrador de turno, de cuyo nombre no me acuerdo- hicieran caso omiso del espectáculo denigrante que estaba ofreciendo el portero del Madrid.

Lo mejor que hizo el narrador, justo es reconocerlo, fue no gritar desmesuradamente. como en otras ocasiones, cuando Vitolo estrelló el balón en el pecho de Casillas. A partir de ahí ni el narrador ni el glosador se atrevieron a decir nada de los siguientes despropósitos que fue cometiendo el célebre cancerbero. Hubo un saque de esquina cerrado al segundo poste, que puso de manifiesto todos los defectos del muchacho nacido en Móstoles. Y que no fue gol por error del adversario. El siguiente fallo estuvo en un despeje en el cual el balón quedó a merced de los rivales en el área pequeña. Y algo fundamental, de lo que ni narrador ni glosador dijeron ni mu, dada su importancia, los saques de Casillas con los pies.

Me explico: cuando los futbolistas visitantes presionaban muy adelantados y tenían, además, a Iborra encima de Kross, lo que le permitía no sólo anularlo sino, también, robarle el balón y causar estragos en la portería rival, Iker insistía, una y otra vez, en sacar de portería de mala manera. Algo que suele hacer en todos los partidos. Así, sus pases con los pies iban siempre dirigidos a los visitantes. Con lo cual sus compañeros, al carecer del esférico, nunca manejaban el ritmo del partido. Y yo me decía: bien está que el narrador no acierte a comprender lo que está pasando para que la presión del Sevilla esté surtiendo efecto; pero cómo es posible que Milla, tan curtido dentro del campo y en los banquillos, guarde silencio al respecto. Mas pronto comprendí que de haber dicho Milla lo que debía, esto es, denunciar lo que estaba ocurriendo, habría sido su última intervención en Canal Plus.